La historia de las
tarjetas gráficas da comienzo a finales de los años 1960, cuando se pasa de usar impresoras como elemento de
visualización a utilizar monitores. Las primeras tarjetas sólo eran capaces de
visualizar texto a 40x25 u 80x25, pero la aparición de los primeros chips gráficas como el Motorola, permiten comenzar a dotar a los equipos basados en bus-S 100 o Eurocard de capacidades gráficas. Junto con las tarjetas
que añadían un modulador de televisión fueron las primeras en recibir el
término tarjeta de video. El éxito del ordenador doméstico y las primeras videoconsolas hacen que por abaratamiento de costes (principalmente
son diseños cerrados), esos chips vayan integrados en la placa base.
Incluso en los equipos que ya vienen con un chip gráfico se comercializan
tarjetas de 80 columnas, que añadían un modo texto de 80x24 u 80x25 caracteres,
principalmente para ejecutar soft CP/M (como
las de los Apple II y Spectravideo SVI-328).
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